dimarts, 1 de juny del 2010

Respect for the difference


Como a la mama no le gustan las ecuatorianas nunca le he traído a ninguna de mis novias perfumadas y culonas a casa.

A la mama no le gustan las ecuatorianas culonas desde que la Benvinda cumplió su cuarto año de alquiler en uno de los pisos de la mama y se montó la movida aquella con su ex marido que había dado con ella y pretendía hostiarla por un quíteme de aquí estas pajas, creo que era. A la mama no le gustan los follones en los pisos de su propiedad, no quiere líos la mujer; y la Benvinda tuvo que irse sin pagar el último mes sin haber avisado a la mama con antelación ni nada. Por aquellas fechas fue cuando un juez le puso al ex de la Benvinda, un tal Godofredo creo recordar, una orden de alejamiento por si las moscas.

Aquello de que la Benvinda se fuese sin avisar le sentó a la mama como una patada en els ovaris, porque la mama se hace unas hojas de excel llenas de macros con las previsiones de cobros, los gastos y unos diagramas de barras de colores que hi ha per llogar-hi cadires.

Antes del cierre trimestral del IVA la mama siempre va a la peluquería y queda al día siguiente con el gestor de toda la vida para pasar cuentas y comentar las dichosas hojas de cálculo llenas de BARRAs hasta las tantas de la noche.

La mama se pone muy nerviosa cuando surgen imprevistos en el negocio de los alquileres. A la mama le gusta controlarlo todo y cuando algo se desmanda, se desvía o simplemente no sale como ella esperaba, a la mama se le pone la puta curva de la glucosa por las nubes y se enfada muchísimo.

Desde lo de la Benvinda y su huída del piso, me consta que la mama se ha vuelto algo racista. Aunque yo creo que ya lo era antes, especialmente con los brasileños. A la mama siempre le dio asco lo que nos hizo el Romario, el Ronaldo y sobretodo el Ronaldinho. Los sudacas estos vienen aquí a trabajar y en cuanto consiguen los papeles se desmandan y empiezan a hurgar en la burocracia estatal para conseguir ayudas, pagas, subvenciones y demás hostias. El símil de los futbolistas vale porque la mayoría cuando aterrizan no saben ni escribir, se ganan el corazón de la afición y entonces el representante de turno exige más pasta aprovechando el tirón mediático con lo que al final aquest any tampoc y encima los que quedamos mal somos nosotros; que si no sabemos cuidar de las estrellas, que si todas se nos van por la puerta de atrás, que si estos catalanes van siempre de víctimas y en el fondo son unos desagradecidos, etc.

És la mateixa puta merda espanyola de sempre.

Como dice uno de mis compañeros de fila en el fútbol.

Yo le digo a la mama que los sudacas nos van a dejar sin pensiones como represalia por haberles robado el oro hace más de quinientos años. Y se lo digo despacito, no porque no me vaya a entender si se lo digo rápido, sino para hacerla enfadar un poco. A veces me gusta encabronar a la mama solo por ver como se le hincha la vena esa que tiene en la sien derecha. A la mama, cuando le digo que los sudacas nos van a dejar sin pensiones por el oro que les robamos hace quinientos años, se le olvida que la Benvinda no es sudaca sino portuguesa y yo nunca la rectifico concentrado como estoy en ver cómo se le hincha la vena.

Es un hecho comprobado y contrastado que la mama se pone más racista de lo habitual los jueves a eso de las tres de la tarde en la casa de comidas que hay en Aragó con Passeig de Sant Joan. Los jueves la mama y yo siempre vamos a Cal Petit para dar buena cuenta de la paella que sirven, acompañándola de segundo con los famosos calamarcets farcits especialitat de la casa, todo ello regado con un vinito d´agulla amb DO Penedès, és clar.

En los postres de esos jueves la mama siempre termina por elevar la voz con la vena aquella palpitando y aunque el tono le suena algo gangoso, en el fondo a la mama se le entiende todo.

No hase falta desirrr nada másss.