dimarts, 30 de novembre del 2010

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dimecres, 10 de novembre del 2010

Descuadre


Una de las peores cosas que le puede pasar a un gestor delante de un cliente es que presente un balance de situación descuadrado.

El balance de situación, como su nombre indica, refleja exhaustivamente el estado financiero de una empresa y se divide en activo, pasivo y patrimonio neto. En el activo se reflejan los recursos que la empresa tiene. En el pasivo se indican las obligaciones que la empresa posee con terceros. Finalmente, en el patrimonio neto se presenta el capital social de la firma, además de las reservas que la empresa posee y los beneficios no repartidos.

Es obligatorio que el importe total que refleje el activo sea el mismo que tenga el pasivo junto con el patrimonio neto. Si los totales de ambas columnas no coinciden se dice que el balance de situación está descuadrado. Un balance de situación descuadrado indica que la contabilidad no es correcta. Y una contabilidad que no cuadra no es fiable y lo más importante: No es real.

Un balance de situación que no cuadra es una puta mierda y deja al gestor que lo ha entregado en el banco (obviamente sin habérselo mirado antes) como un auténtico gilipollas.

Media hora antes que la mama me explique todo esto por teléfono yo estoy sentado sobre mi sillón de cuero de color vainilla con una escort argentina con rabo que está empezando a comerme la polla por tiempos.

Tiempo… ¡Uno! Últimamente estoy abusando de los transexuales. Cuando digo esto de abusar no me refiero a que les prometa que voy a avisarles segundos antes de correrme sobre sus maquilladas jetas, para luego hacer ver que no he dicho nada mientras se me escapa la risilla al verles toda la cara manchada.

Tiempo… ¡Dos! Más bien me refiero a que llevo unos cuantos meses con el ya algo obsesivo tema este de los transexuales a cuestas. Me está empezando a molar que me den por el culo más que de vez en cuando y eso por un lado mola pero por otro no. Antes me la metían sólo cuando palmábamos en Europa o en algún partit importante. Pero cuando nos convertimos en eternos y comenzamos a perder poco, esa condición sine qua non comenzó digamos que a cambiar.

Tiempo… ¡Tres! La verdad es que me mola que me den por el culo. No me gusta chuparles la polla, eso no porque es de maricones. Pero que me la metan suele sentarme condenadamente bien. Quiero decir que mientras me enculan tomo conciencia de la profundidad que tienen las cosas que me rodean. A menudo me siento infinitamente diminuto cuando me están petando el culo, hasta que de repente, todo cambia de formato, el contexto que me envuelve se torna chico y yo me hago grande, enorme, llenándome por dentro, cada orificio, como si fuese un gofre recién horneado al que bañan con chocolate caliente. La puta relatividad… Collons. Es que me siento como purificado. Además, he comprobado que si los travelos acaban follándote, en el próximo encuentro siempre te hacen algún que otro descuento o tienen algún tipo de atención o deferencia contigo: Véase una rayita de coca, un beso con lengua más largo, una pajilla con los pies, un beso negro sin que te hayan lavado antes…

Tiempo… ¡Cuatro! A veces, cuando la mama se va al gestor y sé que va a tardar en volver porque hay cierre trimestral y toca presentar los impuestos, aprovecho para llamar a la argentina esta que la chupa de miedo. La escort me cobra trescientos euros por dejar todo lo que está haciendo en su casa y venir a la mía. Es importante que todo el tinglado se haga rápido y que sobretodo, el travelo me la chupe mientras yo estoy sentado sobre el sillón de cuero de color vainilla que me regaló la mamá. Me encanta sentir el tacto del cuero sobre mis peludas pelotas y en las nalgas. Un tacto suave y frío al principio, que enseguida se convierte en pegajoso cuando mi piel comienza a sudar provocando que el cuero se me quede enganchado en el pellejo. Cuando percibo que empiezo a sentirme incómodo sobre el sillón, es el indicador, el momento preciso para dar la orden y exigir al travelo que comience a comerme la polla por tiempos.

Tiempo… ¡Cinco! El subidón de adrenalina que me provoca el pensar que la mama podría entrar en casa en cualquier momento y descubrirme con todo el percal no tiene precio. Ese pelotazo emocional hace que tarde un montón en correrme. Pero la escort argentina sabe un huevo y cuando ve que llevo manchando dentro de su boca más de quince minutos, siempre me hace levantar del sillón de cuero para meterme un par de dedillos por el agujero del culo que está todo sudado.

Una de las peores cosas que le puede pasar a un gestor delante de un cliente es que presente un balance de situación descuadrado.

Pero lo peor que puede pasarle a ese gestor gilipollas que imprime balances de situación descuadrados es que la mama se entere, me llame para contármelo y a mí tanta gilipollez me acabe descuadrando la gloriosa comida de polla por tiempos haciéndome perder trescientos euros del ala.

dimecres, 3 de novembre del 2010

Feisbúc


Esto del Feisbúc es genial ya no porque puedas llegar a saber qué ha sido de tal persona a la que hace tropecientos años que no ves, si no porque gracias a Feisbúc puedes encontrar a gente que resulta ser afín a ti. Las redes sociales son una pasada Josep María, deberías probarlas coño. Gracias a Feisbúc puedes localizar a personas con gustos comunes e ideas semejantes. Feisbúc es el futuro Josep María. Las redes sociales son el futuro, créeme.

Me gustaría estar, encontrarme a años luz de donde estoy y me encuentro ahora.

Me gustaría tener la capacidad de contar hasta diez y conseguir que desapareciese todo lo que tengo delante que no me gusta, lo que me molesta. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, así hasta diez y ZAS. Desaparecido.

Me gustaría que entonces, la persona o situación que tuviese delante se percatase de que su presencia o actitud me fastidian. Eso crearía en el personaje un condicionamiento respondiente con el paso del tiempo. De modo que tras verme contar hasta diez esa presencia aprendería a largarse de mi vista, desaparecería y no me tocaría más los cojones. Yo es que le doy muchas vueltas a las cosas desde siempre, sí.

Me gustaría que con el tiempo el mero hecho de verme empezar a contar hasta diez hiciese que esa persona reaccionase salivando y evitándome. No sería necesario que emitiese un ladrido pavloniano, claro. Una vez conseguido ese condicionamiento estaría ya a un paso, me faltaría muy poco de verdad, para crear una especie de secta en la que las personas me adorarían como si yo fuese su auténtico y único MESSIas.
 
Me gustaría que ellas, las discípulas, me chuparan la polla tragándose mis fluidos celestiales. Sería mi alimento para con ellas mi me tú conmigo yo te aviso. Uno, dos, tres, cuatro… Y ellos, mis sirvientes, me entregarían el cincuenta por ciento de sus nóminas que yo, hábilmente invertiría en escarceos nocturnos con cariñosas putas a las que no les importaría regalarme esos maravillosos cinco minutos más que tanto escasean en el gremio.
 
Me gustaría que mi iglesia fuese uno de esos palcos que hay en l´estadi. Esos pequeños recintos con vistas al campo de juego, tele de plasma donde repiten las jugadas, sofá invadido de ácaros, nevera clase A con refrescos, azafatas sonrientes y predispuestas a contentar y bandejita repleta de pastas saladas. Muchas pastas saladas y ganchitos también, con su potenciador de sabor Glutamato, que tanto afea de color naranja las yemas de los dedos y tanto despierta la febril sensación de tener que comer más y más y más…

Y tú te preguntarás; ¿cómo puedo conocer a gente parecida o semejante a mí en Feisbúc? Es muy sencillo Josep María. Puedes crear un grupo o idea y hacerte seguidor. Por ejemplo, podrías crear un grupo que se llamase A mí me gusta contar hasta diez antes de responder, de modo que todo el mundo que leyese eso y se sintiese identificado con ello u opinase como tú, se añadiría a tu iniciativa. Eso crea vínculos de acercamiento entre personas, seguidores, amigos y la red social crece. Feisbúc es fabuloso Josep María, créeme carallo.

Entonces me gustaría crear un grupo que se llamase Señores que se tiran pedos en la cama y cubren su cabeza con la sábana.

Me gustaría cerrar los ojos y ponerme a contar hasta diez. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez. Y entonces abrirlos de repente y…

ZAS.

dilluns, 1 de novembre del 2010