dilluns, 31 de maig del 2010

Entre rejas


La mama finalmente me regaló el sillón de cuero de color vainilla. Ahora mismo estoy escribiendo con el culo hundido en él, rima con maravilla y también pertenece al campeón de liga. Ya me puedo morir tranquilo, se lo decía el otro día al Jordi.

Jordi, ja puc morir-me tranquil nen

A veces se me olvida que la mama está merodeando por la casa y cuando aparece me sorprendo. Desde que la mama ha vuelto a instalarse a vivir conmigo he dejado de masturbarme frente al ordenador los medio días por temor a que la mama aparezca y me vea dándole al manubrio mientras miro porno por la red con cara de pillao. Pero también, desde que la mama ha vuelto a instalarse a vivir conmigo, ha creado en la casa un orden matinal que antes no existía. Gracias a la mama y su orden matinal he localizado de nuevo al Jordi. Ya ha salido de la cárcel, lo supe hace unos días justo cuando estaba dispuesto a poner el culo en este sillón para meterme en la red, vino la mama y me dio el recado. Me lo dijo de no muy buena manera, a la mama no le gusta que llame a casa gente diciendo que acaban de salir de la cárcel.

El Jordi ha salido de la cárcel y me ha perdonado y eso está de puta madre, es un descanso, no dejaba de preguntarme si saldría algún día y si podría perdonarme. El Jordi y yo siempre nos hemos entendido bien y desde aquella tarde no hemos vuelto a discutir. Espero que no volvamos a tener problemas, espero que ninguno de nosotros dos vuelva a tener problemas, y él también está contento con la sustitución de Henry por David Villa. Me lo dijo anoche, la última vez que hablamos por teléfono.

I que per molts anys tinguem la sort que en Pep estigui a can Barça, així la seva trajectòria s'anirà farcint de noves conquestes, nous títols, noves satisfaccions per als culers i els bons afeccionats al futbol.

El Jordi nunca ha creido en dios pero desde siempre creyó en Pep. Le gusta decir eso de que Guardiola es lo más parecido a Dios, porque ganó seis títulos y al séptimo descansó. Le gusta decirlo y reirse, el Jordi casi siempre se está riendo. Se reía menos aquella tarde en la que discutíamos y eso que entonces íbamos los dos ciegos de porros. El Jordi al principio aquella tarde se reía mucho pero ya después, en pleno problema, no se reía una mierda. Recuerdo que no habíamos terminado de discutir cuando se presentaron esos hijos de puta. El Jordi se quedó blanco, pálido, callado. No le hizo gracia, normal, seguramente se le cayeron los huevos al suelo, yo podía verle desde mi posición. Cuando al Jordi alguna cosa no le hace gracia se le suelen acabar hinchando los huevos, como a mí. Y cuando al Jordi se le hinchan los huevos y a mí también puede acabar ocurriendo cualquier cosa y eso es lo que ocurrió.

El Jordi y yo acabábamos de salir del parking, él era quien conducía su coche, pretendíamos regresar al barrio tras adquirir una cantidad de hachís considerable. Yo soy de los que dicen que la droga no es para traficar, es solamente para consumir, pero el Jordi nunca ha estado muy de acuerdo conmigo. No era la primera vez que yo le acompañaba para tal fin. El Jordi y yo siempre nos hemos entendido bien y me recompensaba económicamente por ello, además de entregarme una ficha de veinticinco gramos para irme sirviendo en mis visitas ocultas a los institutos dónde las poligoneras merengonas, como digo yo, agradecen siempre bien una chinita que fumar. El Jordi había colocado habilidosamente la mercancía adquirida en Montjuic bajo los sillones de la parte trasera de su vehículo, como siempre. Salíamos del parking, recuerdo, mientras el Jordi me decía bastante exaltado que la culpa de haber perdido la final del mundialito no la tenía Rijkaard, sino Deco y sobre todo, y más que ninguno, Ronaldinho. Yo no estaba de acuerdo, aunque sí en que faltaba disciplina y profesionalidad. Fue ahí cuando le oí por primera vez decir que con gente en el mando como Pep Guardiola estas cosas no pasarían. Y es que ya digo que el Jordi siempre ha tenido una fe ciega en Pep, siempre dijo que éste no se había dopado nunca adrede.

No nen, Pep no.

La conversación fue derivando y en el quinto semáforo en el que nos paramos le dije que era una lástima pero más que probable que el Barça no ganase tampoco esa liga. Se le hincharon los huevos en ese mismo momento, lo sé por cómo me hablaba y cómo se dirigía a mi. A mi también se me hincharon las pelotas porque no me gusta que diga que él es más culé que yo y mucho menos me agrada escuchar que mi madre se la chupó al Serra Ferrer cuando estuvieron hablando a solas en su despacho. En el siguiente semáforo, antes de acceder a Colón, le comenté que si no conoció a su padre nunca es porque éste seguramente era un madridista facha y su madre sólo una puta sirvienta. Nos golpeamos mutuamente y yo le amenazaba entre risas con quemarle los sillones con el porro encendido en mi mano derecha si no me soltaba el cuello. Le volví a pedir otra vez que parase el coche porque desde que habíamos salido del párking me estaba meando. Me invitó a mear por la ventana, yo entonces le giré el volante y le seguí provocando hasta conseguir que diese un volantazo y se apartase del tráfico cogiendo otra calle. Se apartó subiéndonos a la acera maldiciendo. Yo salí del coche todo lo rápido que me fue posible y me dirigí a unos setos, situados a tan sólo unos metros de distancia, para mear más de una docena de cervezas porque habíamos estado bebiendo.

El Jordi hizo sonar el claxon varias veces, muerto de la risa, porque de las dos señoras que pasaban la más fea se había santiguado al ver que lo que yo estaba haciendo era mear entre los setos. Yo desde mi posición le decía al Jordi que dejara de reirse y que me contestase si su padre era un madridista facha o no. Un Zx con matrícula de Girona se colocó entonces detrás del coche del Jordi indicándole que hiciera el favor de apartarse pues no podía pasar. El Jordi en principio no hizo caso y mientras me insultaba no tuvo más que subirse de nuevo a su coche y lo último que me dijo es que me esperaba al final de la calle. El coche que apareció tras el Zx con matrícula de Girona era un coche de los mossos d'esquadra y yo, al terminar la meada y colocarme los pantalones, me di cuenta que tenía las botas manchadas de la misma cal blanca que habíamos pisado en el párking. Inmediatamente pensé en que el Jordi me iba a llevar en su coche hasta la casa de la mama y que yo no podía llegar tarde y con las botas manchadas de blanco madridista como el padre del Jordi. Procedí a limpiármelas, me incorporé asegurándome que estuviesen bien limpias y comencé a andar perdiendo la consciencia de qué coche iba detrás de cada cual. De pronto, mientras pensaba en cómo molestar al Jordi con mi última gracia de su madre la sirvienta, ví cómo a unos cien metros de mi posición los mossos, dos, tenían al Jordi con las piernas abiertas, dos, y las manos sobre el capó de su coche.

Anoche hablé por última vez con el Jordi y ya sé que me ha perdonado. Al Jordi se le quitó la risa, y seguro que se le cayeron los huevos al suelo sin necesidad de sacar a relucir a su madre la sirvienta, bastó con que uno de los mossos le preguntase el por qué de sus botas manchadas de cal blanca. Yo podía verlo desde mi posición, con un ojo en la operación policial y el otro en el pulsador del 9º B del puto portal que me salvó el culo y en el cual Jordi estoy seguro que no me vió esconderme. Las siguientes preguntas que le hicieron no me las ha contado pero me las imagino, que si de dónde vienes con las botas manchadas de cal blanca, que si a dónde vas, que por qué haces tantas tonterías con el coche, con quién hablabas a voces, quién venía contigo y dónde está. Cuando la mama me dio el recado diciéndome de no muy buena manera que el Jordi había salido de la cárcel, al llamarle, éste me contó que únicamente les dijo que iba solo y que, al no creerle, le terminaron desmantelando todo el vehículo hasta dar con la mercancía que tan habilidosamente había guardado bajo los asientos traseros de su coche.

Tu a Càceres II ho hauries passat molt malament , és una calor seca, terrible.

El Jordi me dijo esto también anoche, siempre nos hemos entendido bien. Me dijo que no entiende el por qué he vuelto a vivir con la mama si de esta forma ni siquiera podré pajearme en condiciones. Y también añadió, mientras la mama merodeaba en el salón ajena a nuestra conversación, que en cualquier caso a él le daba igual, que mañana a las cinco nos veremos y que él me traerá en su coche de nuevo, aquí abajo, y me recompensará económicamente también por ello, como siempre. Me advirtió que esta vez lo haremos de forma más segura, que yo tan sólo tengo que llevarme algo de música para relajarme porque me tocará esperar y esperar bastante. Quiere que le dé el aviso desde una zona alejada y sin peligro por lo que llevaré mi ipod nano de 16 gigas en el bolsillo de los pantalones.

divendres, 28 de maig del 2010

El señor es mi pastor



♫ El señooooor es mi pastooooor y guíaaaa mis pasoooooos por el senderoooo de la feeeee… ♫

La mayoría de las mujeres ecuatorianas están enganchadas a iglesias evangélicas. Las iglesias evangélicas defienden a la figura de Jesús como el salvador único de la vida humana. Esto quiere decir que si uno cree en Jesús recibirá de él una especie de salvación, la puta gracia divina que lo llaman. Esto quiere decir también que los seguidores o adeptos a estas iglesias evangélicas no necesariamente han de llevar a cabo buenas obras para obtener la salvación de Jesús, sino que simplemente han de creer en él, tener fe en él y Jesús, empleando su puta gracia divina, otorgará entonces la salvación a todos aquellos que hayan creído en él.

♫ El señoooooor nos otorgaraaaaaá su Graciaaaa Divinaaaaaa si tenemoooossss feeeeee… ♫ 

La mayoría de las mujeres ecuatorianas están enganchadas a iglesias evangélicas porque eso les permite vivir una vida alejada de todo ese montón de buenas obras que las otras iglesias venden como algo primordial para obtener la salvación. En otras palabras, esto quiere decir que la mayoría de las mujeres ecuatorianas pueden ser unas auténticas zorras en su día a día sin tener que preocuparse en que sus almas vayan a acabar ardiendo en el infierno por haberse comportado en vida como unas perras. La mayoría de las mujeres ecuatorianas pueden permitirse el lujo de culear sobre pollas distintas, pueden dejarse insultar mientras se les penetra por el ano, pueden tragarse orines y heces ajenas y hasta incluso pueden emborracharse o tomar drogas por la nariz sin que esto vaya a perjudicarlas en su fe, porque esta, su fe, radica en pensar que si creen en Jesús, por muy zorras o malas que hayan sido, este les otorgará la puta gracia divina dels collons.

♫ Cantemooooos y loeeeeemos al señoooooor con nuestraaaa feeeee… ♫

La mayoría de las mujeres ecuatorianas que me he follado acaban antes o después por hablarme de su dichosa fe en Jesús, suele pasarme más o menos a la tercera semana de quedar con ellas, suele ocurrirme cuando les digo que además de tomar refrescos, café y alguna que otra cervecita también me apetecería probarlas a ellas. Entonces se me ponen muy serias y me sueltan el rollo ese de la fe en Jesús con la puta gracia divina dels collons. Y es muy curioso como todas estas filles de puta van a la iglesia evangélica sólo los domingos por la mañana de nou del matí a dos de la tarda, con los escotes tapados, gesto serio en sus rostros sin apenas maquillaje y eso sí, con las piernas bien doloridas tras haberse pasado toda la noche del sábado follándose a rabos catalanes.

♫ Alegríaaaaa del espíriiituuu canteeeémosslee al señoooooorrrr con nuestra feeeee… ♫

La mayoría de las mujeres ecuatorianas son gilipollas porque creen que el hecho de que yo les acompañe a esas iglesias de mierda repletas de machu pichus un diumenge al matí, va a llenarme el corazón, el alma, el espíritu o els collons con esa puta fe en Jesús y su gracia divina.

Yo ya tengo a mi Dios.

Mi MESSIas particular.

Qué gracia, ¿eh?

dimarts, 25 de maig del 2010

Setze gigas d´un jutjat

Siempre que voy en metro camino de l´estadi lo hago escuchando a los Iron Maiden. Esos cabrones me inspiran, son tan épicos, tan buenos, tan, tan eternos...

Empecé a hacerlo en los ochenta con los walkman, luego me pasé al discman de los noventa y últimamente, ya bien metido en el puto siglo XXI, lo hago con algún reproductor de MP3.

Los reproductores estos me duran a mí lo que duraría un caramelo con palo delante de un colegio para chavales con trisomía cromosomática y cara de gilipollas. Me refiero a que casi cada año he de comprarme un reproductor de Mp3 nuevo, por no hablar de los auriculares, que me duran todavía menos. Los cabrones se me tapan de cera y se´n van a pendre pel cul directament, dejan de escucharse, no funcionan bien. Sólo se oye crich crich y me pongo de los nervios.

Mi último reproductor es un Ipod nano de 16 gigas. Me lo pillé con tanta memoria porque en el Ipod anterior que tenía apenas me cabían fotos de transexuales. El Ipod anterior se jodió cuando se me mojó de cerveza con el 2 a 6 del Bernabeú. Estaba apoyado en la barra de un bar mientras el mariscal Piqué enseñaba a tota aquella colla d´arreplegats feixistes la samarreta del Barça, celebrando el sexto gol hostiaputa. Histórico. Con la emoción me tiré por encima del buche la sexta jarra de medio de Estrella mojándome toda la camisa, en especial el bolsillo de delante, el que me quedaba a la altura del corazón, el que contenía el Ipod nano dels collons que pitó y se apagó para siempre, como el puto Madrid aquel de récord del Juande Ramos.

En el Ipod nano este que tengo ahora de 16 gigas me entran muchas fotos de travelos. A mí me gusta llevar encima siempre fotos de transexuales porque me relaja mucho pelármela mirándome las fotos aquestes. Me tranquiliza mucho y es más económico que irse de travelos; y yo miro mucho el dinero. Hay gente que lleva encima pastillas para el corazón en un pastillero de plata y yo llevo encima 4 ó 5 gigas de fotos de transexuales en un Ipod de color plata.

Salvando las distancias viene a ser lo mismo.

Me siento tranquilo sabiendo que llevo eso encima y que puedo recurrir a esas fotos si de repente presiento que voy a ponerme nervioso. Cuando noto que me viene el siroco ese, me saco el Ipod del bolsillo y busco un lugar tranquilo donde poder bajarme los pantalones. Entonces le pongo como fondo musical a todas esas fotos el Afraid to shoot strangers de los Iron Maiden y empiezo a meneármela mientras me meto un dedo por el culo. El Afraid to shoot strangers es mi canción favorita, sobretodo cuando llega el minuto 3 con 44 segundos de la pista. Porque en ese momento justo cambia el ritmo de la canción, en ese instante me da por pensar que voy a hacer cosas malas y para no hacerlas va y me corro de gusto.

Mientras me seco la polla con papel higiénico o con algún kleenex me huelo siempre el dedo que me he metido en el culo. Me gusta como huele mi culo. Es un olor que...

... También me relaja.

dilluns, 10 de maig del 2010

Vilanova i la Geltrú


Fue justamente rodeando la esquina, del carrer de Verdi con la plaça del diamant, cuando la mama me señaló diciéndome que llevaba mi bota izquierda manchada de barro. A continuación, comenzó a maldecir a dios en catalá como sólo ella sabe hacerlo y a golpearme repetidamente en la espalda, ayudándose del suplemento del punt mientras me culpaba de llegar tarde. El que a mi no me guste llegar tarde contiene una carga genética digna de análisis pero no voy a entretenerme, me gusta concentrarme en lo que estoy y yo le estaba hablando a la mama entre golpe y golpe.

Et juro que trobarem la forma d'accedir.

A la mama no le gusta escucharme jurar y con más ímpetu me golpeaba, ahora en la cabeza ahora en el hombro. Me decía que a la Geltrú, la del segundo, no le gustaba todo aquello porque se pensaba que era una estafa pero que yo sabía perfectamente que ella sí quería acercarse y que així se lo pagaba llegando tarde y con la bota embarrada. Aquello que yo sabía se trataba del local de colchones masaje al cual acudíamos. Jordi Estadella, descansi en pau, seguramente y ya no, pero la televisión ha hecho, hace, y seguirá haciendo mucho daño, desde que la mama vio ese anuncio de madrugada no ha dejado de repetirme insistentemente que debía llevarla a comprarse uno.

Para llevarlo a cabo, se hacía necesario el que yo no volviera a confundirme de calle. Procuré limpiarme la bota lo más rápido que me fue posible y siguiéndola ya el paso, agasajándola, provoqué el que olvidase mi retraso y los posibles motivos que habrían llevado a mi bota a ensuciarse.

A veces, casi siempre, tengo la sensación de que la mama me lee en los ojos aquello que me niego a explicarle y esa sensación no me gusta nada. Cuando dejó de golpearme cruzamos la mirada un instante y supe que me había leído lo mucho que me jodía saber que el barça estaba ganando la liga en el Sánchez Pizjuán mientras yo estaba pasando la tarde con ella y, por consiguiente, fuera de cualquier otro chochito primaveral. A la mama increíblemente se le puede escuchar hablar de fútbol, sabe que hay días en que es la única forma de comunicarse conmigo. A la mama le gustaba Van Gaal y en su día llegó a tener unas palabritas con Serra Ferrer, aunque esa es otra historia. A la mama le revienta que anteponga mi sangre culé a la suya propia y, por momentos, me da miedo que me lea en los ojos que lo sé.

Ni que decir tiene que terminamos en el interior de la tienda y estuve sosteniendo el bolso de la mama mientras ella estampaba la firma debida y débitamente, el mismo acceso que yo sé reproducir en sus cinco puntos exactos, *****, cinco, en la que termina siendo su factura de compra del sillón de cabecera. Dice que primero hay que probarlo antes de decidirse a comprarme a mí el de color vainilla. El señor de corbata, que la mama conocía de su juventud en Vilanova, terminó diciéndome que el barça no sólo había ganado con soltura los partidos del Bernabéu y Villarreal sino que también había vencido en Sevilla. Le dije que se comprara el sillón de color vainilla, que tiene algo especial.