dimarts, 20 d’abril del 2010

Zombis


Cuando sueño con zombis me da por pensar que hago cosas malas. No suelo soñar a menudo con zombis, quizás una vez al mes o tal vez dos, pero a veces sucede que sueño con ellos, más que con ellos con él, porque en mis sueños con zombis siempre sale solamente un zombi y siempre es el mismo puto muerto viviente, o al menos, esa es la percepción que tengo una vez que me he despertado.

En mi sueño yo estoy sentado al sol en una terracita del centro de l´Eixample tomándome una mediana bien fresquita y pensando en tetas.

Muchas veces ese pensamiento mamario, se concreta en las tetas de la Montse.

La Montse tiene unas tetas que me gustan. Además toda ella, la Montse, huele siempre muy bien. Aunque me vaya llorando la mitad del tiempo con sus problemas de diners, yo ya sé que la Montse se gasta un dineral en cremas hidratantes, perfumes y cosas de chicas. Las mujeres ecuatorianas son muy femeninas, son muy dulces y también resultan ser muy presumidas aunque más de la mitad de ellas se pongan obesas de cintura para abajo. Se ponen como tejones, que digo yo; se ensanchan, igual es la puta dieta mediterránea que a ellas no les sienta bien porque son de otra raza; o igual es porque a estas les va más sentarse encima de un rabo y culear, como dicen ellas. Las ecuatorianas mueven muy bien el culo haciendo circunferencias perfectas con él, creando puntos equidistantes en un mismo plano con respecto a otro punto fijo central; que es lo que vendría a ser mi polla bien rígida, colorada y catalana.

El seny català, jeh.

En mi sueño, estoy abstraído pensando en tetas hasta que de repente se me sienta delante el zombi ese. Suele ser siempre un muerto viviente gordo y calvo, sin heridas en la cara ni ronchas putrefactas que le cubran todo el cuerpo. Aparentemente no desprende olor y no parece que vaya a atacarme. Yo me fijo siempre en sus ojos porque son de un azul celeste muy intenso. Son ojos muertos, ojos tristes... Y entonces me da por pensar en si los zombis serán felices, ya ves tú qué cosa a preguntarme, porque me figuro que si los zombis no tienen conciencia, ni sienten dolor, ni sufren emociones, que sólo piensan en comer vamos, pues si no tienen dentro nada de todo eso porque son zombis y están muertos, pues puede ser que un zombi sea feliz por no tener conciencia de ser infeliz; o bien, porque está criando malvas.

Y cuando estoy barruntando todos los detalles de esa gran idea, ampliándolos hasta extremos insospechados, el zombi me abre la boca y me enseña unos piños que foten fàstic de negres que són. Me acojono. Entonces me levanto de la terracita y empiezo a correr por toda la calle gritando como un chalado. Y no veo a nadie paseando por ella y el solecito que calentaba ha desaparecido y la birra está caliente y solamente estamos el puto zombi calvo ese que abre y cierra la boca haciendo ñac ñac ñac con los dientes y yo; que no puedo parar de correr buscando con la mirada ayuda, deseando encontrarme con gente, con personas que puedan llegar a echarme un cable. Pero estoy solo...

Menos mal que siempre me despierto enseguida.

Es cuando me despierto, no inmediatamente sino pasado un rato, cuando me da por pensar aquello de que hago cosas malas. Y lo más curioso es que entonces, pasadas unas horas, va y las hago.