dijous, 24 de novembre del 2011

El gallinero


La Debora era una guarra ya de cría y de eso no hace mucho porque la nena estará ahora rondando los diecinueve añitos. Con sus pendientes de aros de oro, su tatu en el cogote con un código de barras de vete a saber qué, los leggins negros todo brillantes y apretados y esa tos mañanera de haberse puesto fina de porritos la noche anterior, la Debora entra en la oficina tras haber dejado en casa de sus padres a la cría, su hija, la nena, que se llama Desiree y a la que la Debora trajo al mundo con dieciséis añitos, tras haberse cruzado en el asiento trasero de un 305 azulón más tuneado que la mare que el va parir con el Chema, un garrulo poligonero sin oficio ni beneficio que le comió el tarro a la Debora contándole milongas del tipo; podemos hacerlo sin condón tía porque me he hecho hoy dos pajas que pim que pam y si me corro dentro no pasa nada porque mi leche ya no valdrá pa ná y fijo que no te quedas preñá tía. Pero la capacidad anticipatoria del Chema brilló por su ausencia y la dejó preñada; con lo que el chaval se piró al sur porque el trabajo estaba fatal por su zona, decía, y lo cierto es que nunca se ha vuelto a saber nada de él, de su leche rica en grasas pese a los que pim que pam previos ni de su mierda de capacidad anticipatoria poligonera.

La Debora ya era gilipollas con quince años porque a los catorce dejó el cole para ponerse a trapichear con rulas en la Zona Hermética de Sabadell los viernes y sábados por la tarde en las esquinas de las discotecas. Con diecinueve añitos la Debora sigue siendo gilipollas, ya apuntaba maneras, porque nunca se ha parado a leer el periódico ni nada. La Debora sólo se para delante de un escaparate para mirar botines qué monos y lo máximo que lee es el Marca de su padre cuando ha ganado el Madrid; y más que leerlo lo hojea fijándose sobretodo en las fotos de Cristiano gesticulando mientras da rienda suelta a su humildad portuguesa intrínseca.

La Debora es adicta a los yogures televisivos que diariamente emite Telecinco. Los digiere sin hacer la digestión de lo papillosos que son. Y alguna noche se mira el Punto Pelota de Intereconomía para echar unas risas con los putos catalanes y el Guardiola éste que es un paradete no como MOU que MOUla MOUgollón. ¿Purqué? Cuánto hijoputa…

La Debora entró a trabajar en GALIMANY ASSESORS cuando cumplió los dieciocho porque su padre conocía a un empleado de la firma que pudo meter a la nena en el cuarto de las fotocopias cuatro días y sacarla el quinto para hacer recaditos. Que si entregar tal documento a un cliente, que si ir a Hacienda para presentar tal modelo, que si desplazarse al INSS para tramitar alguna baja por enfermedad, que si desplazarse a la Mutua para entregar unos partes que han de sellar…

La Debora es la chica vepor de GALIMANY ASSESORS y desde el lunes pasado la Debora, esa criaja con cara de fulanilla y de haberse zampado en su vida más rabos que bocatas de chopped, es también mi mentora.

Desde el incidente con la prisión la mama me la tiene jurada porque según dice, un tío de 41 años no puede estar viviendo de rentas ajenas como se suponía estaba haciendo yo, con lo que la mama, sangre de mi sangre pese a todo, habló con su gestor para darme una especie de empleo que me llenase algunas horas libres entre semana. Así que desde el lunes que estoy trabajando en la asesoría que lleva las cosas de la mama como ayudante de la Debora que es más puta que las gallinas y que huele que alimenta la muy filla de puta.

La Debora y yo estamos en un habitáculo de cuatro metros cuadrados, nuestro gallinero que digo yo, con dos máquinas de fotocopiar, una cizalla para cortar papel, muchas cajas de papel, una máquina con la que poner canutillos a los dossieres, muchas cajas con sobres, muchas cajas con canutillos de dossieres, un montón de sellos de correos adhesivos, muchas cajas con bolis, lápices, gomas, clips y posits, dos tetas pequeñas pero cabronas que apuntan hacia arriba, una carilla de zorrilla que apunta hacia abajo, un culito de lo más respingón apuntado por mi rabo, muchas cajas con separadores de plástico y un dolor de huevos que me parece a mí se me va a quedar crónico.

La Debora hace fotocopias, monta dossieres con publicidad de GALIMANY ASSESORS para hacer buzoneos, ensobra cartas y trípticos informativos que se envían a los clientes, se preocupa de que las máquinas de fotocopiar tengan siempre papel en sus depósitos y también toma los pedidos de material de oficina para servirlos a la treintena de empleados que tiene GALIMANY ASSESORS. Yo mientras me lo miro todo asintiendo y atendiendo a sus explicaciones que pim que pam mientras de reojo le miro ese culito que me tiene la Debora que la cabrona va tan apretada que a veces me da por pensar que es sordomuda y me pongo burrote cuando me la imagino vestida sólo con la camiseta del 7 merengue que se fue a Alemania para echar el resto montada encima de la XEROX 5000 COLOR y yo que me pongo detrás de la nena para abrirle el culito con dos dedillos mientras le meto el cipote por el agujeraco que queda libre en plan sorpresa y empiezo a cantarle el cant del Barça todo pasado de vueltassssssh lamiéndole la orejilla con el aro dorado que le hace clink clink en la mejilla sonrosaditaaaaargh fotli fotli a dos caras que sean cinco juegos y en color

A la mama no le perdonaré nunca que me haya tangado de esta manera. A mí. A su único hijo. Por un fallo técnico me veo abocado a iniciarme en el mundillo laboral con 41 años, dichosa crisis. Pero la perdono. A la mama la perdonaré siempre porque para eso es la mama, que me dio la vida y bien sabe Dios que algún día es capaz de quitármela porque a la mama no le baila el agua nadie. Además yo sé en el fondo que esto no va a ser para siempre, que esto no es un bolero cony, que se trata de darme una lección, un escarmiento. Y lo acepto. Como buen catalán y como buen culé, lo acepto. El puto seny de los cojones. Aguantaré en GALIMANY ASSESORS lo que tenga que aguantar como si se tratara de una semana santa. Con la Debora de aquí para allá enseñándome cosas mientras mi dolor de huevos va en aumento en un habitáculo de cuatro metros cuadrados que apesta a tóner y a Psicodelic Pacha Women.

Todo sea por la mama.